Ayer soñé que todo esto de la
crisis era mentira, que habíamos vivido en una especie de Show de Truman y,
como se les había ido de las manos, habían reconducido la trama para que todos
volviésemos a ser felices o por lo menos un poco más felices que ahora.
Desde que trabajo en publicidad
tengo esa sensación. Vivimos en un Gran Hermano observados todo el rato por el
ojo que todo lo ve.
Cada paso que damos está
controlado por cámaras: en la calle, en las tiendas, en los supermercados, en
las carreteras, en los hospitales, en edificios públicos, en cines, en teatros,
¿en iglesias, mezquitas, sinagogas? no lo se investigaré.
Cada paso que damos está
controlado por la publicidad y muchos de nuestros actos inconscientemente los
realizamos movidos por algún cartel publicitario.
A mitad de agosto, empezando mis
vacaciones y dirigiéndome a la playa vi un cartel de un centro comercial que
ponía ¡La vuelta al cole!, me asusté menos mal que tengo temple, reaccioné y
tranquilamente continué hacia mi destino. Pero imaginé, es mas comprobé, a
todas las madres envueltas en una histeria colectiva comprando libros,
uniformes, calcetines y zapatos.
Dentro de un par de semanas habrá
llegado la Navidad (leer con tono irónico), las calles se llenarán de carteles
cuya imagen será nieve y personas ataviadas con jerseys, bufandas y botas hasta
la rodilla. Y mientras la temperatura en la calle será de 25 grados a la sombra
toooooodo el mundo se lanzará a la calle a comprar regalos de Reyes, el árbol,
los adornos y si me apuras el detalle de San Valentín, porque este también
tiene su protagonismo en Gran Hermano.
Lo tengo comprobado un 90% de lo
que percibimos por los ojos son marcas y mensajes publicitarios: en
marquesinas, paradas de bus, escaparates, vallas, revistas, periódicos, correo
electrónico, televisión, internet, hasta en juegos de móvil aparecen anuncios
¡¡aaah!!
Ah y que sepáis que en las
grandes superficies todo está estudiado para que caigamos en sus garras: la
música según la hora del día esta más fuerte o más baja, la luz según el
producto tiene más o menos intensidad, los colores según sea alimentación, moda
o jardinería incitan a la compra. ¡¡Uf!! Pero eso si, el mundo está en crisis.
En el único sitio que estamos a
salvo es en el campo lejos de cualquier cosa creada por el hombre … aunque
siempre aparecerá un avión amarillo y azul que quitará el encanto.
CADA VEZ QUE TE LEO ME GUSTAS MAS, CASANDRA
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo.
ResponderEliminarsabias que los restaurantes también están diseñados para que comamos tranquilamente disfrutando del ambiente, o que este sea hostil para ser rapiditos...
Todo esto ya lo vaticinaron dos escritores ingleses en la primera mitad del siglo XX, George Orwell en "1984" y Aldous Huxley en "Un mundo feliz". SI te soy sincera, Casandra, nunca me he atrevido a leerlos por no comprobar los previsible que es el ser humano ...., y porque me da la sensación de que son un poco tostón, pero deberíamos leerlo!!
ResponderEliminarAunque tu primero tienes que leer por ejemplo "Palmeras en la nieve", que es mucho más agradable!!
;)